(al caballero y su doncella)
El ruido de la ciudad.
Las calles azotadas…
El paisaje perdido en eso ojos,
Las flores secas
Ella camina descalzada,
Se sienta en el césped,
Lee poemas, cartas…
Olvida su nombre.
Mi nombre.
Él, cultiva hormigas;
Las uniforma,
Les enseña
(cree que cerrando los ojos podrá olvidar el mar)
Se viste de gris,
Toma café,
Maneja su auto.
A veces, y sólo a veces,
Ella lo recuerda.
A veces, cuando ve sus fotos,
Él cree dibujarla en su pasado.
Ella, cuida de sus hijos;
Se toma el pelo de vez en cuando,
Finge alegrías,
Imita la moda,
Se ríe vagamente.
Él, en cambio,
construye torres en forma de peceras
teme al camino,
reza por las noches
perdona, ya no miente.
A veces, en tardes de lluvia,
Ambos caminan en ciudades distantes;
Se toman de la mano,
Viven, creyendo que todo ha pasado.
A veces, y sólo a veces,
Creen verse en rostros que no son ellos,
Se besan, se enamoran, se recuerdan…
Pero, cuando eso sucede, y sólo a veces,
Ambos, retoman el camino y dejan de pensarse,
regresan al ruido de la ciudad
y su soledad.
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