Las palabras son importantes en la medida que son capaces de describir y definir. podemos sentir, querer, amar, encontrándonos como seres humanos sensibles e irracionales, pero nunca podemos olvidar que las palabras le dan valor a eso que sentimos...
Amelie discutió conmigo tales ideas, según ella olvidó las palabras en ese eterno mar de emociones que conlleva el estar en pareja. Creyó que conformarse con solo sentir, agotaba el instinto obsesivo que llevamos dentro... No podemos agotar dicho instinto, ya que dicho instinto no existe... fíjense en el caballero que hace un par de días pensaba en ser obsesivo, pero ahora luego de tanto meditar, ha descubierto ser la persona más insegura sobre la faz de la tierra.
Las palabras le dan vida a las cosas, fuerza a los sentimientos, valor a lo que sentimos, seguridad ante lo perturbador, alegría frente al silencio. No digo, sin embargo, que las palabras debieran existir en todo momento, ya que a veces los silencios son importantes y necesarios. Es esa la discusión real que debemos sostener entre nuestro ser consciente y el subconsciente: debemos aceptar que alguna veces los silencios valen más que mil palabras y que a veces los silencios perjudican una brillante conversación. Debemos aceptar que existe más de un lenguaje, que muchas veces nuestras palabras no sirven para describir ni definir, pero ayudan a aproximarnos al tema en cuestión. Debes entender que muchas veces el otro necesita oír esas palabras para poder seguir, que no debemos quedarnos en silencio mucho tiempo ya que podemos olvidar el timbre de nuestra propia voz. Debemos recordar que mientras más hablamos más tontos nos vemos, que muchas veces las palabras no sirven de llaves, sino que son verdaderas trampas que nos llevan a perder batallas y guerras.
Amelie discutió conmigo tales ideas, según ella olvidó las palabras en ese eterno mar de emociones que conlleva el estar en pareja. Creyó que conformarse con solo sentir, agotaba el instinto obsesivo que llevamos dentro... No podemos agotar dicho instinto, ya que dicho instinto no existe... fíjense en el caballero que hace un par de días pensaba en ser obsesivo, pero ahora luego de tanto meditar, ha descubierto ser la persona más insegura sobre la faz de la tierra.
Las palabras le dan vida a las cosas, fuerza a los sentimientos, valor a lo que sentimos, seguridad ante lo perturbador, alegría frente al silencio. No digo, sin embargo, que las palabras debieran existir en todo momento, ya que a veces los silencios son importantes y necesarios. Es esa la discusión real que debemos sostener entre nuestro ser consciente y el subconsciente: debemos aceptar que alguna veces los silencios valen más que mil palabras y que a veces los silencios perjudican una brillante conversación. Debemos aceptar que existe más de un lenguaje, que muchas veces nuestras palabras no sirven para describir ni definir, pero ayudan a aproximarnos al tema en cuestión. Debes entender que muchas veces el otro necesita oír esas palabras para poder seguir, que no debemos quedarnos en silencio mucho tiempo ya que podemos olvidar el timbre de nuestra propia voz. Debemos recordar que mientras más hablamos más tontos nos vemos, que muchas veces las palabras no sirven de llaves, sino que son verdaderas trampas que nos llevan a perder batallas y guerras.
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