hoy

hoy sólo queda quedarse en silencio y esperar a que todo se calme... hoy
sólo queda sentarse a evocar esos recuerdos que nunca existieron, a leer las
cartas que nunca se enviaron, las caricias que no se dieron, las canciones que
nunca se dedicaron... hoy sólo queda pensar que todo fue mágico, que todo
pudo ser mejor... hoy sólo queda pensar en esos chocolates que se derritieron en
tus bolsillos esperando ser regalados, en las botellas de champaña que quedaron
abiertas sobre tu velador, en ese instante fugaz en que tus ojos me hablaron...
hoy sólo queda pensar que las flores se marchitan en las tumbas de esos héroes
que construimos, pensar en la muerte del unicornio azul del famoso
cantante cubano, pensar en como se sostienen en el cielo los fuegos
artificiales... hoy sólo queda observar esos cuadros abstractos y ver que cada
día los colores son más brillantes... hoy sólo queda imaginar que todo el mundo
es feliz, que tú eres feliz... hoy sólo queda pensar que somos las decisiones
que tomamos, que somos humanos y cobardes, que somos decadentemente obtusos...
pensar que esa última estación de metro fue la más larga y dolorosa... hoy sólo
queda sentarse a esperar al bebé que viene y el compromiso que se
avecina... hoy sólo queda dejar de soñar y darse cuenta que estamos solos (mira
mis manos, están heladas como témpanos de hielo... ya no las siento, ya no tengo
dolor)... hoy sólo queda revisar el correo electrónico y el celu esperando esos
últimos fragmentos de una conversación que nunca sostuvimos... hoy sólo quedan
esas rabias inimaginable ante esas frases que preparaste con antelación,
para que no sonaran cursi ni cliché: "No es por ti... es por mí... pero podemos
seguir siendo amigos"... hoy sólo queda recordarte y desarrollar en mi cabeza tu
imagen perfecta, como la Dulcinea fue de Don Quijote. Hoy sólo queda
pensar que mañana la vida será mejor, que todo volverá a tener el mismo color
que hace unos quince años atrás, que disculpes mis gritos sordos de escritor
frustrado, por que yo tampoco tengo el valor de asumir que soy un simple humano.