¿y qué amamos entonces?

¿Y qué amamos entonces?... ¿amamos un sentimiento bueno o malo, amamos el bienestar o el dolor?... somos personas, nos confundimos, nos obsesionamos y mezclamos todo para llegar al mismo puerto donde zarpamos... no podemos volver atrás, ya que si volvemos al puerto no lo haremos con lo que empezamos... quizás maduramos en el trayecto o simplemente traemos cargas de productos de oriente... por tanto las personas que nos encontramos no son las mismas, son distintas, quizás más distantes... más queribles, más odiables... nunca podremos regresar al mismo puerto, porque quizás nadie nunca nos esperó... debemos buscar otro y en él descargar todo lo que en nuestras mochilas llevamos y pensando en no volver a repetir los mismos errores que cometimos... debemos aprender a amar, entendiendo que quizás lo que alguna vez sentimos no fue amor, sólo una obsesión, un enamoramiento, un encantamiento... podemos amar con nobleza y sinceridad y nos daremos cuenta que Dios no nos ha dejado solo (él no puede dejar sólo a las personas que aman en su nombre) y que quizás lo que creíamos amor era parte de un gran juego en donde debíamos aprender a sentir (no olviden que para amar lo primero es aprender a sentir).
Por tanto, no se confundan... esa persona, quizás, y sólo quizás, es la persona que amamos... pero si sentimos que no es porque el corazón y el cerebro nos recuerdan que todavía queda mucho por aprender y que todo lo que hemos sentido (desde la seguridad al dolor) son parte de la verdadera búsqueda del amor. No se confundan... háganle caso al instinto... el amor no puede ser sinónimo de seguridad o duda... es sólo sentimiento que nos cambia y que no podemos confundir tan someramente....