El Caballero y el Halcón III

El halcón apareció un día sobre la rama del árbol más grande. Se veía indiferente y supremo... el ave ya tenía un nido y un horizonte a cual volar. Desde el árbol el ave todo lo observaba, todo lo media y lo sentía. Sí, eso era, el ave miraba ahora con recelo, porque ya sabía que su distancia había provocado un fuerte dolor al caballero. Sin embargo, decidió acercarse al caballero, saludarle, cantarle en su oído todo lo que sus ojos de halcón habían visto, describirle sus dolores y lo que sus alas habían roto, pero el caballero intentose no mirarle, no hacerle caso a lo que su canto decía.
Pero nuestro noble paladín equivocose nuevamente y decidió tenderle el brazo y escucharle. Y lo oye y doliole la conciencia por querer ayudarle. Y entonces el caballero descubrió una nueva lección en su vida: las armaduras no te cubren completamente, ya que el corazón siempre queda descubierto, dispuesta a recibir el primer golpe certero. Es un tonto, porque el enojo era grande, pero sus principios eran más importantes... el ave quizás, y solo quizás, sentiase mal... ¿pero como saberlo? el ave no habla el idioma de los hombres y, como todos, no sabe como explicarse frente a nuestro héroe... ¿que se debe hacer frente a una situación así? ¿Cómo aconsejar a nuestro caballero? ¿Decirle, deja a tu ave y sé fuerte, o explicarle que pese a todo el ave siente igual que él? ¿Cómo este humilde caballero dejará de lado sus principios y buscará otras cosas por hacer?