Blogalaxia

De la necesidad de escribir

"que el verso sea una llave que abra mil puertas. Una hoja cae; algo pasa volando;(...) Estamos en el ciclo de los nervios.El músculo cuelga,Como recuerdo, en los museos; Mas no por eso tenemos menos fuerza:El vigor verdadero Reside en la cabeza."
Don Vicente

esas cosas

el Caballero y el Halcón


Había una vez un humilde caballero conocido en el reino por su fuerza y su nobleza. Había matado tantos dragones, rescatado a tantas doncellas y socorrido a tanto huérfano que su fama no puede ser descrita en estas pocas líneas. Pero el caballero siempre pasaba solo, le gustaba hablarle a la luna y seguir construyendo castillos en el océano. En las tardes de lluvia le gustaba salir a caminar por los prados y leer los pergaminos de batallas antiguas...a veces, el melancólico caballero, se dedicaba a recordar los romances antiguos escritos en lengua mora.
Pero una vez, andando por el camino que conduce a la epifanía, el caballero encontrose un ave hermosa, solitaria y muy débil... era un zorzal que al parecer tenía el ala rota. El caballero mirose con ternura a aquel noble animal y sintiose lo que antes hubiera sentido frente a una batalla. El ave tenía una mirada de niño y un canto ceremonioso; era hermoso como los aeroplanos que cuelgan del cielo.
Y entonces el caballero reviso entre sus pertenecías y encontrose un poco de alimento de aves (era nada más que pequeños trozos de pan que habían quedado de convites anteriores). Estiró la mano y se las ofreció al ave... el ave, con valor y prestancia, tomó la comida y sintiose feliz por el pequeño alimento que recibía. Y el caballero, en un arrebato inimaginable, sintió un cariño irrefrenable por la débil criatura.
Los días pasaron y el ave aparecía constantemente frente a nuestro caballero. Ya no parecía débil, sino que ahora era un verdadero halcón, y no cualquier halcón, sino que uno real, con hermoso plumaje y elegantes alas. En el reino no era muy común adiestras aves de esa magnitud y es por eso que el caballero no sabía como tratarle. Recordose, eso sí, al niño de cabellos color espiga y su zorro, y entonces, sintiose feliz al darse cuenta que el domesticar eras posible, sólo necesitaba tiempo, constancia y amor. Sin embargo, nuestro iluso caballero, olvidose los sentimientos de tan noble animal y que éste es un animal de caza, un animal que crece sin la ayuda de nadie. Por las noches, el caballero lo llamaba, insistentemente: "!halcón!- decía- !Aparece que debo darte de comer!", pero el ave no aparecía, ya que él era una alma libre y tenía otras cosas que buscar para satisfacer su voraz apetito...

Fue entonces, y con gran congoja, que nuestro noble caballero tomose la postura de no llamarle más... sabía que el ave regresaría porque ya estaba domesticada, pero él intentaría no presionarle, pese que su corazón le decía lo contrario... sí, esa era la mejor decisión que nuestro decidido caballero pudo haber tomado, seguir su marcha y buscar a nuevas doncellas que socorrer, dragones que destruir, viudas que consolar y huérfanos que proteger... sí... eso era todo.... la soledad era parte de su sino y todo lo demás es parte de una falasia que sólo el comprende

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