soledad de verso extraviado en la memoria.
hoy la muerte cruje en los oídos,
nuestras penas afloran
las lágrimas se aferran en los ojos.
te vi comenzar el largo viaje
y caer tantas veces,
te vi llorar, a veces,
sonreír, otra más.
te vi recoger pétalos de rosa
en los confines angulares de tu sonrisa
(te rescate en una imagen sincroniza,
suplicio místico
cargado de congoja)
... y allí llegó la nada,
la muerte sumergida en soledad.
Pero de la penuria apareció ella,
ella, simpleza de mar perdida en infinitas verdades.
Con esos océanos llenos de complicidad.
su piel como lámparas encendidas en la oscuridad.
su esencia de ximena opacando a mi huidobro.
Se desliza como fragancia; me desarma con sus intrincados sortilegios.
lo profano vuelve a surgir;
todo es agonía de esencia que no muere,
y yo, que quiero con pasión,
me entrego al delirio
del embrujo que me mata.
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