Estoy bien; de hecho en este lugar como que pasan cosas increibles... ¡todos los días se celebra el dia del amor!... con distintos gestos, pero siempre el mismo día. Lo mejor es cuando los elefantes rosados desfilan junto a los rinocerontes verdes; estos últimos tienen unas coreografías espectaculares.
Los dias se hacen cortos y siempre se conocen amigos imaginarios nuevos; salimos de excursión a lugares exóticos y algunas veces paseamos en un juego que es un emulador del metro de Santiago; desde allí se pueden ver la cara de los zombies que viajan apesadumbrados... ¡es divertido!.
A veces me acuerdo de ustedes, de esas conversaciones, de aquellas grabaciones, de la pelicula de cine arte que nunca hemos terminado de filmar... Es raro; a veces pienso el por qué no estamos todos acá y luego recuerdo que no todos podían venir, ya que tenían distintas cosas que hacer o terminar, pero sin mentirles, a veces camino con la ilusión de encontrármelos a la vuelta de la esquina... el otro día vi a un chico que miraba de reojo, escondiéndose detrás de un periódico y me acordé del Sr. Aravena. Luego vi a una linda chica dirigiendo a un grupo de saltamontitos y me vino la imagen de la Clau; desde la esquina la observaba un chico que podría haber sido Jano. Allí mismo, en esa misma esquina, observé a un equilibrista a punto de caer que se parecía al caballero, y una pareja paseando a su ballena y recordé a la marcia y antua.
En la plaza con árboles de manzanas confitadas, vi a una chica caminando con la mirada perdida como a veces la Pea, suele estar; la filmaba un chico con una cámara que graba los sentimientos y creí que podría ser el Mique. Había una escalera que se sostenia de algo invisible y sobre ella estaba un artista moldeando y pintando de millones de colores las nubes... yo iba caminando de la mano del gran hombre... y la verdad es que no me atreví a acercarme para ver si eran ustedes, porque estaba maravillada con las escenas y no queria interrumpirlos...
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