Panfleto emitido el 12 de septiembre de 1973, luego de la caída del gobierno de Salvador Allende, escrito por un obrero de la industria textil

Hoy deseo que te sientes en el precipicio y me veas desde lejos con tu rostro simple y alegre, con tus gestos y tus inseguridades. Hoy deseo retomar ese viejo camino, ya que por fin entiendo que tu corazón se agita con fuerza cuando me ves, que te encanta acostarte en el césped y sentir que estoy a tu lado; soy el derrotado más patético de esta guerra en donde el placer se volvió un estigma y la cobardía una llave que permite cerrar todas las puertas. Pero está bien, asumo que he perdido, asumo que me aterra que saltes al abismo, que no logre conquistarte, que no aprenda a besar como se supone debo hacerlo, que aprenda a mentir con la gracia que sólo los mortales saben hacerlo... me encanta darme cuenta que contigo soy un idiota, que mi intelectualidad se me cae de las manos, como el arte en las manos del ayedree, o como las burbujas de Amelie y los compromisos de Marcia...
Hoy deseo que te sientas feliz, ¿por que? porque debe ser así, simple... como en un acto egoísta... no quiero que nadie venga a despertarte en los sueños, que te olvides de los dragones que cubrieron tu casa de negras nubes que se cuelan por las puertas... no quiero que te despiertes llamándome en la noche y darte cuenta que no soy yo quien esta a tu diestra, sino que es ese otro, ese que un día te hizo pensar que el amor es como comer pop corn en el cine.... deseo que me necesites y que me llames, no como un compromiso ni como una obligación, sino porque tienes ganas de hablarme, porque me extrañas, porque sólo quieres oír mi risa por el auricular, la risa que te alegra y te da fuerzas para seguir.
Hoy quiero darme cuenta que tus ojos son auténticos, que me amabas o me amas, o me quieres, da igual... quiero pensar que ese primer contacto fue tan extraño y rico que nunca lo has olvidado, que no has olvidado mis gracias ni el café al día siguiente y tus manos sudadas tratando de explicar lo inexplicable... ¿somos humanos?... quiero pensar que te mueres por ir a la playa conmigo y estar sentados jugando una partida de cartas o ajedrez... que extrañas esas cosas cursis que nunca han existido, pero estás casi seguro que podrían suceder... yo te imagino mientras Tata atiende a su señora y a sus ñoños amigos, te recuerdo cuando Mique abraza con afecto a alex, o cuando la pea me reta porque he olvidado una cita, te recuerdo cuando el Sr. Aravena se queda en silencio, por que estoy seguro que harías lo mismo... te recuerdo como te ríes de mi cuando equivoco mi andar, o cuando nos quedamos en silencio en el metro, sintiéndonos únicos... a veces, creo que te bajarás corriendo del metro, que tomarás mi mano y me pedirás que me quede un instante más...
Hoy quiero que me llames y que me digas que me extrañaste, que estás palabras te hicieron sonreír o te emocionaron, que sigo siendo el mismo escritor que alguna vez conociste....